miércoles, 8 de abril de 2009

La canilla

Por Pedro Mairal


El otro día vi toda la infancia en una canilla. Una canilla de jardín rodeada de bombitas explotadas, el pico de la canilla repleto de gomitas de colores de las bombitas que explotaron antes de tiempo mientras los chicos las llenaban de agua. Y pedazos de bombitas naranjas, amarillas, azules, rojas, en el piso mojado. Ya todos los pendejitos se habían ido a joder a otra parte y ahí quedó la canilla repleta de colores y salpicaduras contra la pared. Una foto de carnaval.
Quiero describir cosas así sin que sean funcionales a nada. Estoy cansado de que las imágenes o las escenas tengan que encontrar un lugar en una novela alguna vez, que tengan que formar parte de una trama para existir. Por eso escribo poesía quizá. Porque no le encuentro un hilo narrativo a la vida. No sé qué quiere decir toda esta sucesión de imágenes y sueños, este desorden repleto de caras y palabras. De hecho no creo que quiera decir nada más que lo que es.

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