jueves, 27 de enero de 2011

Las herramientas de Federico


Sospecho que la inteligencia siempre ha sido sobrevalorada. Que hay otras cosas que importan más, quiero decir. La voluntad, por ejemplo. O la perseverancia, mejor. Esto último es lo que me ha convertido en escritor. Y también en carpintero, que de eso es de lo que tratarán estas líneas. Empecé hace mucho, con un ropero y los muebles para la cocina de mi primer departamento. Seguí unos años después, construyendo una galería alrededor de una casa que supe tener en el Delta. Aunque, claro, mi obra máxima ha cumplido, hace pocos días, siete años. En aquella época, el amor por una mujer me llevó algún tiempo a Finlandia. El amor se acabó, cuestión que, lamentablemente, cada tanto me suele pasar. Pero de esa historia me quedó una novela, Vida interior , y también un sauna. Aproveché aquellos días nórdicos para observar hasta el detalle cada uno de los infinitos saunas que visitábamos y para hacer infinitas preguntas al respecto a cada finlandés que me encontraba por la calle. Al llegar hice un plano y lo construí en el jardín de mi madre, en Baradero: mi departamento del barrio de Congreso era demasiado pequeño para albergarlo. Un auténtico y tradicional sauna finlandés a leña. Hace cuatro años me mudé a un PH, en Constitución. Con terraza. Y me lo traje, por supuesto. Tuve que desarmarlo allá y volverlo a armar acá. Sin embargo, y de manera inexplicable, sobrevivió. Este verano lo tendré que arreglar; la puerta, sobre todo, que se ha arqueado por las lluvias, y una de las paredes. Me gusta. Me hace bien el trabajo con la madera. Uno tiene que concentrarse en lo que está haciendo, pensar sólo en lo que está serruchando o en el clavo que está martillando. Uno se olvida de que tiene otra vida; la vida es sólo eso, lo que tiene delante en ese preciso momento; un descuido puede ser fatal. Y eso está bien: es lo más parecido a poner el resto del mundo entre paréntesis que he conocido a lo largo de los años. Casi como escribir.
Federico Jeanmaire.

miércoles, 26 de enero de 2011

Siempre es difícil volver

Después de más de veinte días de ausencia, vuelvo a asomarme a los ladridos.Para empezar les dejo algunas fotos de la gira por la Costa. Si se meten en el blog de Hijos, van a poder ver muchísimas más.




miércoles, 5 de enero de 2011

Hijos en Gesell

Del 8 al 23 de enero vamos a estar tocando en la Costa.
Por ahora ya sabemos que el 9, 11, 14, 15, 18 y 21 cerca de las 17 hs. vamos a estar en "Las Almas" (Costanera y Paseo 110).
El 13 a las 22 hs. en "La Quadra Bar" (Paseo 106 e/ Av 3 y 4)
A la noche seguramente estemos por distintos bares y radios de Gesell, Mar Azul y Mar de las Pampas.
Ya les avisaremos mejor cuando tengamos todas las fechas cerradas.

lunes, 3 de enero de 2011

¿Por qué escribo?


"Preferiría formular la pregunta así: ¿Por qué se escribe? Hace tiempo, cuando era joven, escuché a Samuel Beckett responder: “No me queda otra”. Las respuestas posibles son todas plausibles pero con un punto de interrogación. ¿Escribimos porque tememos a la muerte? ¿Por qué tenemos miedo de vivir? ¿Por qué tenemos nostalgia de la infancia? ¿Por qué el tiempo pasado corrió deprisa o porque queremos detenerlo? ¿Escribimos porque a causa de la añoranza sentimos nostalgia, arrepentimiento? ¿Por qué queríamos haber hecho una cosa y no la hicimos o porque no deberíamos haber hecho algo que hicimos y no debíamos? ¿Por qué estamos aquí y queremos estar allá y si estuviéramos allá nos hubiese resultado mejor quedarnos aquí? Como decía Boudelaire: la vida es un hospital donde cada enfermo quiere cambiar de cama. Uno piensa que se curaría más deprisa si estuviera al lado de la ventana y otro cree que estaría mejor junto a la calefacción".
Antonio Tabucchi.