miércoles, 23 de marzo de 2011

Lo que Obama debió haber hecho en Chile


Por Ariel Dorfman
Cuando Barack Obama desembarque en Chile por una visita de 24 horas, algo crucial va a faltar en su agenda. Habrá mariscos suculentos y discursos que elogien la prosperidad de Chile, acuerdos bilaterales y encuentros con los poderosos y los pomposos, pero no hay planes, sin duda, de que el presidente de los Estados Unidos tome contacto con lo que fue la experiencia fundamental de la reciente historia chilena, el trauma que el pueblo de mi país padeció durante los casi diecisiete años del régimen del general Augusto Pinochet.
Y, sin embargo, no sería imposible que Obama se asomara a una pequeña muestra de lo que fue la aflicción de Chile. A escasas cuadras del Palacio Presidencial de La Moneda, donde ha de ser agasajado por Sebastián Piñera, 120 investigadores se dedican asiduamente a recoger una lista definitiva de las víctimas de Pinochet para que se les pueda entregar alguna forma de reparación. Este es el tercer intento desde que terminó la dictadura, en 1990, para enfrentar las pérdidas masivas que ocasionó. Dos comisiones establecidas oficialmente ya habían escrutado una inmensa cantidad de casos de tortura, ejecuciones y prisión política, pero se fue haciendo claro, en la medida en que pasaban los años, que innumerables abusos de derechos humanos seguían sin identificarse. Y, de hecho, la indagación corriente ha recibido 33.000 solicitudes adicionales, horrores que todavía no habían sido registrados.
Aunque Obama no tiene derecho a leer ninguno de los informes confidenciales acerca de aquellos casos, unos minutos robados de su estricto calendario para hablar con algunos de los hombres y mujeres que llevan a cabo las pesquisas le informaría más sobre la escondida agonía de Chile que mil libros y reportajes.
Podría, por ejemplo, conversar con una investigadora llamada Tamara. El 11 de septiembre de 1973, el día en que Salvador Allende fue derrocado, el padre de Tamara, uno de los guardaespaldas de Allende, fue detenido, sin que jamás se supiera su paradero ulterior. Yo trabajaba en La Moneda en la época de la asonada militar y salvé la vida debido a una cadena de coincidencias milagrosas, pero el padre de Tamara no fue no tan afortunado, como no lo fueron varias buenos amigos míos, cuyos cuerpos todavía están sin sepultura.
O podría Obama auscultar los ojos de un abogado que conozco, al que lo secuestraron una tarde y que fue torturado durante semanas antes de que lo dejaran una noche en una calle desconocida, tan lejos de su hogar que fue inmediatamente arrestado de nuevo por romper el toque de queda. O por ahí Obama podría conversar con una antropóloga que tuvo que marcharse al exilio durante 14 años, perdiendo su país, su profesión, su idioma, y cuyo retorno a Chile fue tan angustioso como el destierro original, puesto que sus hijos, a raíz de su prolongada ausencia del país donde nacieron, habían decidido permanecer en el extranjero, lo que significa que esa familia estará para siempre escindida.
O si el presidente Obama se siente más cómodo conociendo lugares en vez de seres humanos de carne y hueso, podría familiarizarse con Villa Grimaldi, una casa de tormentos donde ahora se yergue un centro para la paz, o ceder diez minutos para visitar el Museo de la Memoria, donde hay exhibiciones que denuncian el terrible pasado de Chile.
Una razón por la cual tiene sentido que Obama haga todo lo posible por vislumbrar, aunque fuera a través de un vidrio oscuro, nuestra vasta y devastadora pena, es que los norteamericanos fueron, en gran parte, responsables de aquella tragedia. Washington ayudó y alentó y financió la caída del gobierno democráticamente elegido de Allende y la trayectoria dictatorial de Pinochet. En un momento en que la revuelta en Egipto, como en tantos otros países que se sacuden el yugo autoritario, le recuerda al mundo las consecuencias de sostener regímenes brutales, sería aleccionador para un presidente tan inteligente y compasivo como lo es Obama ver, de cerca y en forma personal, algunos de los hombres y mujeres que han sido destruidos por esa política.
Y Chile también ofrece un ejemplo de lo difícil que es confrontar los crímenes contra la humanidad, cuán difícil y también cuán necesario. En mi país hemos aprendido que si nuestra comunidad, nuestro pueblo entero, no mira de frente el pasado aterrador y arrastra hasta la luz su pesadumbre, si los responsables no reciben castigo, corremos el riesgo de que se corrompa nuestra alma misma.
Es una lección que Obama y sus compatriotas deberían imponerse. Dos años después de su inauguración, Guantánamo sigue abierta y no hay señal de que se proponga un enjuiciamiento de las violaciones de los derechos humanos bajo la administración de Bush ni tampoco una insinuación de que se les pediría perdón a las víctimas. Una comisión norteamericana que tome como modelo una como se ha establecido en Santiago podría constituir un primer paso hacia un ajuste de cuentas que, como bien lo sabemos los chilenos, no debería postergarse en forma indefinida.
Por importante que fuera esa experiencia para Obama, hay otra que sería aún más significativa. Por la noche va a cenar en el mismo Palacio Presidencial donde murió hace muchos años atrás Salvador Allende, en defensa del derecho de su pueblo a elegir su propio destino. Allende está enterrado en un cementerio no muy lejos de donde la elite del país va a estar brindando por la amistad eterna entre Chile y los Estados Unidos. En 1965, durante un viaje notable a Chile, Bobby Kennedy se salió del escrupuloso protocolo que se le había armado y se encontró con mineros expoliados y estudiantes universitarios hostiles y se sumergió en los problemas del país para conocerlos, para preguntarse cómo llegar a su resolución. ¿Y si Obama decidiera seguir el ejemplo de Kennedy –su ídolo, Bobby Kennedy– y se saliera del guión para hacer algo sin precedentes como una visita a la tumba de Allende? ¿Si muy simplemente se parase en ese lugar, estuviese a pie ante los restos de quien fue, como él, un presidente elegido por su pueblo, si le dedicara un par de minutos solitarios?
No sería imprescindible que pidiera perdón o expresara remordimiento por la intervención de los Estados Unidos en los asuntos internos de Chile ni por haber sostenido a Pinochet durante tanto tiempo. Bastaría ese gesto sencillo. Ese homenaje a un presidente que entregó su vida luchando por la democracia y la justicia social mandaría un mensaje a América latina, y de hecho a todo el planeta, que sería más elocuente que cincuenta discursos retóricos. Sería una señal de que quizá de veras sea posible una nueva era en las relaciones entre los Estados Unidos y sus vecinos al sur del río Bravo, que el pasado tan amargo e injusto nunca más ha de volver, nunca, nunca más.

miércoles, 16 de marzo de 2011

Hijos en Escobar

El sábado 19 de marzo a las 24 hs. vamos a presentarnos en "Tabu Bar", E.Tapia de Cruz 845 (Escobar).

lunes, 14 de marzo de 2011

Leyes tejanas

"En Texas intentan pasar una ley que exige que las mujeres que quieren abortar escuchen antes el latido de su embarazo en una ecografía. Las mujeres que quedaron embarazadas por una violación también estarán obligadas a asistir a la ecografía, y a los médicos que practiquen un aborto sin realizar antes esta ecografía se les quitará la licencia. El gobernador Perry tiene que decidir si promulga la propuesta de ley. Me pregunto si los hombres pueden incidir sobre leyes que deciden sobre algo que nunca les va a tocar en carne propia. Siempre me pareció que la opinión de un hombre con respecto al aborto tiene menos peso que la opinión de una mujer por el simple hecho de que es la mujer la que pone el cuerpo en esa situación. Pero volvamos a la ley. Se practican más de un millón de abortos por año en Estados Unidos: relaciones sin anticonceptivos, descuidos, preservativos que se rompen, pastillas y DIUs que fallan, incestos, violaciones... Si votan la ley, todo eso va a seguir sucediendo. Seguirá habiendo embarazos no deseados y abortos, pero con una diferencia. Supongamos que de cien chicas que oyen el latido del bebé, dos deciden no abortar. Entonces terminamos con dos niños en la boca del lobo y 98 chicas traumatizadas. No cierra mucho la ecuación".
Acá,el resto de la nota de Pedro Mairal.

domingo, 13 de marzo de 2011

Los Simpsons de carne y hueso

En el 2008, para promocionar una de las nuevas temporadas de “Los Simpsons” en Gran Bretaña, hicieron esta apertura con personajes y lugares reales. Yo la vi recién ahora. Abajo les dejo el videíto por si alguno de ustedes tampoco la vio.

Come Home To The Simpsons from devilfish on Vimeo.

sábado, 12 de marzo de 2011

Simplemente Piazzolla

Un día como hoy, pero de hace 90 años, nacía en Mar del Plata Astor Piazzolla, el genio que revolucionó la música popular de Buenos Aires.
Ya a partir de sus primeras composiciones, Piazzolla rompió con la tradición tanguera apostada en el territorio rioplatense, al incorporar a su música complejidades rítmicas de otros géneros y de otras territorialidades aunque sin perder la esencia urbana que está en la naturaleza misma del tango.
"Mi música es una música de cámara popular que viene del tango". Tal es la concepción textual de cómo Piazzolla definía su estilo. El secreto estaba en la audacia puesta en las armonías, en los ritmos, en los tempos, en los contrapuntos y en la construcción musical fugada, proveniente del barroco, consistente en el desarrollo estructurado de temas superpuestos. "Mi audacia está en la armonía, en los ritmos, en los contratiempos, en el contrapunto de dos o tres instrumentos, que es hermoso, y buscar que no siempre sea tonal, buscar la atonalidad".
Para recordarlo, les dejo una hermosa versión de “Adiós Nonino” con la Sinfónica "Cologne Radio Orchestra" de Alemania, extraída del documental "Astor Piazzolla: The Next Tango".

miércoles, 9 de marzo de 2011

En falta

Me tiro en el sillón
a mirar Los Soprano,
me siento bien haciendo sólo eso,
pero sin embargo,
algo me falta.

Salgo a la calle,
el sol me pega en la cara
y mientras corro,
pienso en lo bien
que le hace a mi cabeza
hacer un poco de ejercicio,
pero sin embargo,
algo me falta.

Sé que quizás
tenga más cosas
de las que se necesitan
para ser feliz,
pero sin embargo,
algo me falta.

Siempre me falta,
porque todo el mundo
busca algo
que no tiene.

martes, 8 de marzo de 2011

La revolución educativa


"¿No será ya el momento de plantearlo? Si les hubiesen dicho a los niños que el Quijote es un libro de chistes de Lepe, en lugar de lo que se les han dicho, ¿no crees que se leeria más? Igual que si le hubiesen explicado a la gente que la mayor inversión que se puede hacer para su vejez, cuando tienen catorce años, es interesarse en los libros. Yo me he pasado muchas veces tres días y tres noches en el aeropuerto, cuando hay unos rayos o una guerra, con muchos músicos y managers alrededor. Mis músicos y mis managers, no todos, pero sí en general, al segundo día ya estaban muy nerviosos; yo no porque tenía un libro. Lo que quiero decir es que si de verdad se quiere enseñar a la gente, no a educarla o a que sea más culta, sino a que sea más feliz, lo que hay que inculcarle es eso. Los viejos que leen son infinitamente más felices que los que no leen. La gente que lee es infinitamente más rica que los ricos que no leen. Estamos hablando de la única revolución de la que espero algo y la única que queda después de un siglo XX con tantas hermosas y siniestras revoluciones, con tantos Stalin. Estoy hablando de la única revolución que yo espero con todo mi corazón: la educación. Lo que no empieza en las escuelas, no será. Pero más importante que las escuelas es la televisión, por eso estamos soñando estas cosas.
Javier Menéndez Flores: Joaquín, ¿qué es la cultura?
[Largo silencio.]Se me ocurren dos o tres respuestas. Primero, es el grado más alto de la evolución de esos animales carnívoros que eran nuestros antepasados de hace millones de años. Segundo, es un modo de hablar con gente de otros siglos. Es decir, yo soy amigo de Dylan, pero también de Quevedo. Ellos no lo saben, pero lo soy. Es el grado más alto de la evolución del primate. Me quedo con estas dos respuestas. Por cierto, querido Javier: no seas tan petulante que nadie ha contestado bien a esa pregunta y yo no voy a ser una excepción. Aunque tengo una tercera respuesta: mientras no haya un salario mínimo cultural por abajo, es decir, mientras no haya alfabetización global y cuatro libros en la casa del más pobre, este planeta será el infierno de Dante.
››Cuatro libros en la casa del más pobre, salario cultural mínimo. No creo que sea mucho pedir. Por cierto, de esos cuatro libros, uno debería ser de Homero, la Odisea. Otro debería ser cualquiera de Shakespeare. Otro debería ser el Quijote y el cuarto, perdonen la colombianez, debería ser Cien años de Soledad".

lunes, 7 de marzo de 2011

Biutiful

Ojalá sea así,
un sonido de la infancia,
una luz calma en las pupilas,
una foto de un tiempo perdido,
las palabras que no nos pudimos decir,
que no nos supimos decir.
El alivio de haber hecho lo imposible,
porque de lo posible ya se hizo demasiado.
Ojalá sea así, pero quiero tener la certeza de no estar solo.
Por favor, no quiero estar solo.