sábado, 19 de septiembre de 2009

Muros

No sé quién soy.
No sé qué espero.
Todos los días despierto
a la misma hora,
con el frío de la madrugada
y pienso en las cosas
que no se piensan.
No advierto ni lo que tengo
ni lo que puedo dar.
No atiendo a ningún reclamo,
a ninguna llamada.
Sólo escucho el sonido
de las palabras,
como se suceden,
como se atraen y se buscan
para escapar de mí,
para trepar las paredes
de esta habitación oscura
y salir a la luz.
De eso se trata,
de transformar en luz la oscuridad.

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