sábado, 5 de septiembre de 2009
El periodismo deportivo y sus dos verdades
Desde hace un tiempo, los programas televisivos de periodismo deportivo en nuestro país se han convertido en un espectáculo “payasesco”, donde el conocimiento sobre la actividad deportiva, la capacidad para interpretar y el rigor periodístico, brillan por su ausencia. Hay muchos profesionales que sólo saben de fútbol; otros, que no manejan bien el lenguaje y en consecuencia reducen considerablemente el mensaje; y unos pocos, que en otros tiempos tuvieron un cierto prestigio en el periodismo gráfico, ahora le han vendido el alma a la televisión, la fama, el rating y los billetes. Es muy difícil encontrar en la televisión argentina programas con opiniones independientes y profundas sobre las temáticas centrales del deporte, mientras que las notas que escarban entre los slips de los deportistas y los supuestos sobre divorcios y cuernos llenan muchísimos minutos de aire. Los lugares comunes y el don para el elogio fácil son sólo algunas de las características de este tipo de periodistas. Diego Maradona, para definirlos, recurrió al mundo gastronómico: los llamó “panqueques” y “sandwiches de miga”, porque o se dan vuelta o están al lado de la torta.
Como casi en ningún otro campo, quienes se dedican al periodismo deportivo tienen licencias y facilidades para ejercer la profesión sin ser profesionales, sin haber pasado jamás por una Universidad. Es muy común que antiguas glorias del deporte, que eran excelentes dentro del campo de juego, pero que no lo son tanto frente a un micrófono, una cámara o detrás de una computadora, comiencen de a poco a introducirse en el ejercicio del periodismo deportivo sin poseer el nivel necesario para hacerlo. Son este tipo de pseudo-periodistas, que hablan siempre de lo mismo, que aún les preguntan a los jugadores: “¿Pensás que será un partido difícil?”, los que hacen que el periodismo deportivo sea visto como un género menor dentro del periodismo.
En los medios gráficos, si bien el nivel es bastante más elevado que en la radio y la televisión, existe una marcada ausencia de la autocrítica. Basta leer la "fe de erratas" de los diarios para preguntarnos: ¿Cómo se puede juzgar seriamente al periodismo, y con él al periodismo deportivo, si no existe el espacio donde alguien alivie sus errores, sus dudas y sus ingenuidades?
La soberbia de los medios y de buena parte de los periodistas ha crecido tanto como han descendido las verdades y las libertades. En ese sentido resulta apropiada la definición sobre el periodismo del Capitán del Seleccionado uruguayo del Maracanazo 1950, Obdulio Varela, quien alguna vez dijo: “Los diarios sólo traen dos verdades: la fecha y el precio”.
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