miércoles, 11 de noviembre de 2015

Entrevista a Luciana Ravazzani: “La poesía se lleva bien con todos los estados de ánimo”


Nando Varela Pagliaro

Luciana Ravazzani es licenciada en Psicología y autora de los libros de poesía El ombligo de las naranjas (2011), Intenciones de hablarte (2012) y en estos días, Ediciones en Danza acaba de publicar Desde las bisagras, su tercer poemario.  

“Desde las bisagras” nace con el estar en un lugar diferente al que solía habitar cuando escribía. No fue una decisión premeditada, es algo que sucedió de manera totalmente inconsciente. Es como crecer. Uno crece, cambia, aunque no se dé cuenta .El lugar que tomé mantuvo del anterior la unión con lo más cotidiano de la vida pero esta vez, a diferencia de las previas, la mirada no estaba puesta afuera, no escribía desde cómo se veían las cosas sino que escribía desde cómo las sentía”.

-“Yo sé que la vida cabe en esa cama / donde te leo a Vallejo / y donde nos reímos de mí / y de mi juego a la tristeza / por un poema que es novela para llorar”, escribís en uno de los poemas del libro. ¿Creés que la poesía se lleva mejor con la tristeza o también se pueden escribir buenos versos desde la felicidad?

-Yo creo que la poesía se lleva bien con todos los estados de ánimo porque, al menos a mí, me pasa que me pide ser escrita cuando me está pasando algo del orden de lo emocional, es la manera que conozco o la manera que encontré de atravesar algunos estados de ánimo, los tristes y los felices también.
Antes creía que cuando uno está triste, no puede escribir, que es necesario tomar distancia. Eso sostenía hasta que murió mi mamá y escribí mi segundo libro de poemas “Intenciones de hablarte”. Me descubrí escribiendo poemas acerca de ella, de lo que habíamos sido, de su internación, de su partida y, para mi sorpresa, eran poemas duros que escribía lentamente, con la necesidad de hacer de todo eso, algo bello. Afortunadamente, fue poesía lo que nació y no catarsis.

-“Soñé que escribía un poema de los que ya no escribo, un poema inesperado como son todos los poemas”. ¿Cuánto de espontáneo y cuanto de corrección hay en tu poesía?

-El comienzo de un poema es, si no siempre, casi siempre espontáneo. Respecto de la corrección, tengo un límite. Si el poema, ese mundo pequeño, necesita demasiados retoques, debe descartarse y volver a ser escrito más adelante. Yo creo que con los poemas pasa lo que en el psicoanálisis, lo que pide ser escrito no se olvida, vuelve. “Lo que no se elabora, se repite”, decía Freud. Ese poema se repite hasta que logra ser bien escrito.

-A la hora de sentarte a leer, ¿qué buscás en un poema?

-Busco que sea lo más cercano y sencillo posible, no me gusta la poesía barroca, me gusta la poesía de Diana Bellessi, por ejemplo, que cuenta que recorriendo las rutas de América Latina en un momento se quedó sin plata y fue a parar a un hotel de citas. También busco que sea así de humana y que me cuente, que tenga algo de narrativa en su estructura. 

-Y cuando escribís, ¿imaginás algún tipo de lector?

-Pienso que no porque si imagino al lector, condicionaría qué decir y qué no y eso me parece que no es deseable.

-En los ´90 Fabián Casas decía que ya no quedaban lectores de poesía que no escribieran sus propios poemas, ¿Hoy eso cambió? ¿Cómo ves el panorama actual?

-La poesía es la pequeña voz del mundo como dice Diana Bellessi. Es más difícil encontrar lectores de poesía que lectores de narrativa. También hay muchos escritores de narrativa que no se acercan a la poesía. No sé si pasa lo mismo con los escritores de poesía, en mi caso yo leo de ambos registros y no hay uno que predomine sobre el otro. No sé si hoy eso cambió, yo creo que no, que la poesía siempre fue un universo mucho más pequeño.

-Siguiendo con cosas que dice Casas, hace un tiempo lo entrevisté y él me decía que en nuestro país a nadie le importa un escritor. Teniendo en cuenta este contexto nada alentador, por cierto, ¿cuál es el motor para seguir escribiendo y publicando libros de poesía?

-El motor en mi caso es vital. Yo no soy si no escribo. Puedo dejar de publicar, pero no concibo la posibilidad de dejar de escribir.

-¿Qué poetas contemporáneos recomendarías?

-A Diana Bellessi, Alicia Genovese, Joaquín O. Giannuzzi, Olga Orozco y Héctor Viel Temperley, entre otros.


Publicada originalmente en Revista Polvo, noviembre 2015.

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