jueves, 13 de noviembre de 2014

Una excusa para amar a Zariello


Por Nando Varela Pagliaro

Desde el fenómeno  de Hernán Casciari con Más respeto que soy tu madre, ya no es novedad que los textos de un blog se conviertan en libro, en  obra de teatro o en una serie de televisión.  Con la publicación de En realidad quería hablar de otra cosa, Martín Zariello, el hombre detrás del memorable blog Il Corvino,  es la segunda vez que trasciende  de la pantalla al papel. En su primer libro, Sobre el rock, una antología con todos sus posts musicales, Fabián Casas terminaba su prólogo con una petición: “queda mucho de lo escrito por Martín Zariello fuera del mundo del rock. Ojalá se publique pronto”.
A ese pedido responde la editorial Puente Aéreo con este nuevo volumen. Esta vez la selección vuelve a incluir algunos textos rockeros de Zariello, pero también hay lugar para otros ensayos sobre literatura, cine, fútbol y política. A lo largo de los seis capítulos en los que está dividido el libro pasamos por Sabato, Pizarnik, Bolaño, Borges, Levrero, Kennedy Toole, Miller, Cortázar, Foster Wallace, Asís y Blaisten; por la música de Nebbia, Cerati y Solari y por las películas de Cronenberg, Favio y Lars Von Trier. Cuando llega el momento de hablar de política, Zariello intenta analizar al kirchnerismo desde lo cultural y lo social. En Automovilismo para Todos, un ensayo sobre la tragedia de Once, el autor marplatense elige establecer una relación con un cuento de Cortázar que se llama La salud de los enfermos. La figura del Papa Francisco, no queda fuera de su mirada, a quien se refiere como El artista antes conocido como Jorge Bergoglio. Sobre la presidenta, elabora un análisis acerca del uso de las cadenas nacionales y al respecto dice: “Digámoslo de una vez, muchachos, entre nosotros: el exceso de cadena nacional no es una amenaza para la democracia, simplemente es insoportable”, escribe en La voz de Cris me llega y no cesa.
Zariello logra en un mismo párrafo  irritar, emocionar y hacer reír al lector. Todos con el culo en la pared, el capítulo dedicado al fútbol, es tal vez el más logrado del libro. Hay aquí algunos textos magistrales sobre los sentimientos de un confeso hincha de River antes de irse a la B y una perla titulada El fútbol es una excusa para amar a Mascherano. Los líricos Messi, Riquelme, Bochini y el burrito Ortega también tienen su lugar en este capítulo. Sobre el jugador jujeño escribe: “Soy más hincha de Ortega que de River y no creo ser el único. Ese tipo tímido y fiestero es algo así como la infancia, como el descubrimiento del amor, como una tarde de sol y cielo despejado. No tiene nada que ver con esa idiotez del fútbol. Los que lo queremos a veces nos colgamos observando viejos videos en Youtube con sus goles. Y en honor a los paraísos perdidos ni siquiera intentamos reprimir las lágrimas”.
El blogger antes conocido como Il Corvino entiende a la literatura como el lugar en el que todo se puede mezclar, desde James Ballard y Ana Frank, hasta Bob Dylan e Ignacio Copani; todo en un post para hablar de Justin Bieber. Esas digresiones que son su marca registrada, hacen que sus textos queden sonando en nuestra cabeza como el estribillo potente de una canción. Dicen que si un libro no lleva a otro, es estéril o fallido. En ese sentido, los ensayos de Zariello son fértiles como pocos, incitan a leer, a escuchar música, a mirar más películas, a transformar el mundo en algo más agradable. El mismo dijo sobre los ensayos de su admirado Fabián Casas que “La libertad que otorga no proponerse escribir grandes cosas, posibilita la escritura de grandes cosas”. Tal vez esta misma reflexión sea pertinente para su propia escritura. En la época del Fútbol para Todos, del Básquet para todos y hasta del periodismo para todos, el de Zariello es un libro para todos, que se puede compartir.

A pesar de que las 284 páginas se acaban pronto, En realidad quería hablar de otra cosa no tiene fin: se seguirá escribiendo desde Il corvino como hace casi diez años. En un comienzo los que entrábamos al blog de Zariello, lo hacíamos para descubrir a algún músico o algún escritor; ahora ya no, ahora el escritor es él.

Publicada en Eterna Cadencia, 13/11/14.

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