domingo, 16 de agosto de 2015

Entrevista a Andrés Calamaro: “El crítico digital no sabe atarse los cordones pero opina de todo”


Nando Varela Pagliaro

Acaba de publicar Paracaídas y vueltas. Diarios íntimos, su debut literario, en el que reúne más de 200 textos con reflexiones personales sobre sus héroes musicales, sobre la tauromaquia y sobre los amigos que se fueron primero; versos y microversos extraídos en su mayoría de distintas canciones; prólogos de libros, notas publicadas en diferentes medios, algunas ficciones, anécdotas de giras y un intercambio de mails con Enrique Symns. Si un primer libro es como un primer disco en el que el artista vuelca todo lo que trae, Paracaídas & vueltas resulta el debut  prometedor de un escritor que cuenta con la ventaja de haber puesto en nuestros walkmans muchas de las canciones que forman parte de la banda de sonido de nuestras vidas.

- En la elección del subtítulo Diarios íntimos, ¿Cuánto hay de intimidad y cuánto de estrategia?

-Un poco y un poco. Es un título tramposo pero una lectura analítica podría concluir en cualquiera de las dos respuestas; el subtítulo Diarios íntimos tiene algo de estratégico pero tampoco es un engaño consumado, hay mucha intimidad en estos textos.

-Con respecto a los consumidores habituales de literatura, dijiste que te gustaría que encuentren detalles valiosos en el libro, ¿qué lugar ocupa la mirada de los otros en un artista como vos?

-Una mirada profunda, optimista y positiva, siempre es bienvenida. Ahora mismo vivimos un momento extraño en cuanto a la proyección de “miradas” y la convivencia de las opiniones, porque cualquiera puede pulsar dos botones y cuestionarte en internet, es muy desagradable. Ya era bastante tolerar ciertas críticas, algunas han perjudicado bastante algunos perfiles de mi carrera. El público es soberano y la crítica profesional debe respetarse, pero también es posible mandarlos a todos al infierno. Ahora mismo el público se permite cacarear sin poner huevos, como gallinero es un caos esta suerte de “infancia” tecnológica. La crítica está acorralada en las redes sociales contando lo que ve por televisión. Es un momento peculiar pero nada hace suponer que vaya a cambiar. 

-En varios textos te referís a las falencias de la crítica de rock, ¿por qué pensás que muchas veces se termina hablando de asuntos nimios más que del contenido de una obra?

-No estoy seguro. Quizás ocurra que, hoy en d ejerce ﷽﷽, hoy en dia, cualquieraomiso del canto segun lidad. Frente al compromiso de cantar, lo siento como un sacrificio mas ía, cualquiera ejerce de crítico “multidisciplinario”. El crítico digital no sabe atarse los cordones pero te opina de todo, puede leer la última página de un libro y ya sabe que no le gusta, por el mismo precio pide cárcel para todos los escritores, quemar bibliotecas y librerías. Parece demencial pero ocurre todo el tiempo en una comunidad de 500 millones de personas. Otros “especialistas” acaban de romper la cascara del “Blogspot” y están más verdes de lo que creen, se miran el ombligo y escriben la gran novela de la pelusa.

-“Voy a escribir… lo heroico sería sentarme a leer”, confesás en uno de tus textos, ¿Era más frecuente encontrarse con lectores entre los pioneros del rock? ¿Cómo influye esa ausencia de lectura para crear la propia obra?

-No me consta que mis lecturas, ni la falta de lecturas, sea una influencia para escribir letras de canciones o libros. No soy metódico para cuajar aquello que leo -o escucho- en la creación, no sé canalizar influencias. Ojalá pudiera secuestrar aquello que he leído, y la gran música que he escuchado y permitir que se note una influencia poderosa en mis grabaciones o textos. No tengo ese tipo de memoria. No sé si antes los músicos leían más que ahora, siempre hay alguien más entrenado para la lectura. No está demostrado que los pioneros hayan sido grandes lectores. En cuanto a estos tiempos, bueno, se habla más de fútbol. En el siglo pasado había un rechazo notable de parte del sector intelectual y artístico con lo que es balompédico.

 -“Oponerse a cualquier forma de gobierno es fácil, es marketing y garantía de aplausos virtuales” escribís en Nacional y marginal, ¿Cuánto de demagogia hay en los artistas a la hora de dar sus opiniones políticas?


-Creo que la demagogia y la transparencia están equilibradas, aunque esto tampoco es la gran cosa. Los artistas tienen su derecho a opinar sin temor a la condena del público virtual. Puede resultar patético pero es muy difícil que alguien te reclame en la calle, la agresión siempre llega desde la seguridad del tibio teclado. Es un mundo de cobardes. No me consta la demagogia de mis colegas, ahora mismo es más práctico oponerse a todo, impostar una opinión crítica es legítimo, pero es cómodo para un artista cuajando un status rebelde.

Publicado originalmente en el Suplemento de Cultura del diario Tiempo Argentino, agosto 2015.

No hay comentarios:

Publicar un comentario