Nando Varela Pagliaro
Hasta
que cumplí quince años mi vida era solo una pelota de fútbol. Mi sueño, como el
de la mayoría de los hombres argentinos, era llegar a Primera y jugar en la
Selección igual que Fernando Redondo, mi ídolo de aquel entonces. Con la
intención de sacarme un poco de ese mundo tan futbolero, mi mamá tuvo la gran
idea de recomendarme algunos de los muchos libros que tenía en su biblioteca.
El trato era así: ella me daba un libro; si yo lo leía, ese libro pasaba a ser
mío y a formar parte de mi propia biblioteca. Si bien en un principio, ella estaba
contenta porque su hijo por fin había comenzado a leer, pronto descubrió que
desprenderse de sus libros mucho no le agradaba. Lo cierto es que gracias a su ocurrencia
cayó en mis manos Cuentos de los años
felices de Osvaldo Soriano. Leer esas historias me hizo descubrir que podía
entrar en otros mundos, conocer el lado B de nuestros próceres y a la vez, seguir
pensando con los pies. Igual que siempre.
Publicada originalmente en el Suplemento de Cultura de Tiempo Argentino, julio 2015.
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