Nando Varela Pagliaro
Antonio Dal Masetto era un adolescente misterioso, con complejos y confusiones. Y estaba convencido de que lo que le pasaba a él no se lo podía contar a nadie porque nadie lo iba a entender. Hasta que la solución se la dio un libro en el que un autor empieza a contar la historia de un personaje, que era su propia historia. “Este escritor no pudo haber inventado esto, esto solamente se vive. Por lo tanto, hay otro como yo en el mundo y si hay uno, seguramente hay mucho más”, pensó el joven Dal Masetto. Lo mismo que le pasó al escritor italiano, que emigró a la Argentina en 1950, me pasó a mí cuando leí su novela Oscuramente fuerte es la vida. En Ágata, esta mujer que ya es uno de los personajes míticos de la narrativa argentina, volví a escuchar la historia de mi familia, la voz de mis abuelos, la de mis tíos y mi madre y claro, la de tantos inmigrantes que llegaron en esos barcos en los que a veces nos olvidamos de buscar nuestra identidad.
Publicada originalmente en el Suplemento de Cultura del diario Tiempo Argentino, junio 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario