Me hubiera gustado estar cerca.
Justo en ese instante antes de que cerrara los ojos.
Pero no.
No pude.
Lo único que pude hacer fue un pozo.
Un pozo bastante profundo hasta llegar a la arena húmeda.
Un pozo,
sólo un pozo,
con una pala de albañil,
eso fue lo que hice.
Después, derramé algunas cuantas lágrimas,
no todas las que hubiera merecido,
tomé un poco de aire
y lo tapé para siempre.
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