jueves, 14 de octubre de 2010
Las comillas del final
“Tengo pegado a la piel este rol de escritor pero ya no soy un escritor, nunca quise serlo, no tengo ganas de escribir, ya he dicho todo lo que quería, y escribir dejó de divertirme y de darme una identidad. No es cierto lo que dice en algunos ensayos mi amigo Verani, especialmente en su trabajo sobre “El discurso vacío”, de que ni desesperación nace de no poder escribir. Yo puedo escribir; vea usted cómo estoy escribiendo y qué bien lo hago. Puedo escribir lo que se me antoje; nadie me molesta, nadie me interrumpe, tengo todos los elementos y toda la comodidad que necesito, pero simplemente no tengo ganas, no quiero hacerlo. Y estoy cansado de representar ese papel. Estoy cansado de todo. La vida no es más que una carga idiota, innecesaria, dolorosa. No quiero sufrir más, ni llevar más esta miserable vida de rutinas y adicciones. Apenas cierre estas comillas, pues, me volaré la cabeza de un tiro”.
Mario Levrero.
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