Lo de ayer del Barcelona fue algo de otro planeta. Como dijo Juan Pablo Varsky en su nota de hoy, los catalanes demostraron que “la perfección existe”. No recuerdo en toda mi vida haber visto semejante paseo dentro de una cancha de fútbol. Ya cansaba ver al Barcelona tocar y tocar la pelota, mientras los del Real Madrid corrían desesperados sin poder hacer nada.
Creo que va a pasar mucho tiempo hasta que aparezca un equipo que lo pueda destronar. Con Xavi, Iniesta, Villa y Messi de un mismo lado, como se dice en el barrio “siempre va haber afano”. Encima, el rosarino demostró que también es enorme cuando no es él quien mete los goles: los dos pases que le puso a Villa, son poesía pura.
Cristiano Ronaldo tendría que ponerse a ver el video del partido una y otra vez para que entienda que el fútbol es un juego de equipo y que por eso ayer le “pintaron la cara”. Salvo Messi, que de vez en cuando gambeteaba, el resto es una máquina perfecta de triangular y tirar paredes. Los tacos Xavi e Iniesta en la mitad de cancha no hicieron más que corroborar el tremendo baile que los del Real no se van a olvidar nunca.
Como escribió Don Ángel en su blog, “no hubo necesidad de ir al circo para divertirnos, gozar de lo mejor de este juego y emocionarnos con cada jugada. El fútbol recupera con este equipo su verdadera esencia, todos los conceptos que lo hacen inigualable aparecen renovados después de atravesar la Historia con su carga de recuerdos imborrables. El Barcelona toca con la infinita paciencia de quien se siente seguro de que la jugada de gol no se busca, se encuentra. Y que el camino más directo es confundir al adversario en los laberintos del engaño. Y además recupera la pelota inmediatamente cuando la pierde porque juega en campo contrario; es decir, achica los espacios hacia adelante y presiona organizadamente. Van a la pelota y a los posibles receptores. No apela al músculo para recuperar, sino a la inteligencia y a la labor colectiva. ¿Quién recupera? Todos. ¿Quién juega cuando la tienen? Todos. Logra la participación de todos en cada momento del partido y en todas las circunstancias. Se divierten, por eso son serios. El toque no es una pérdida de tiempo, sino una necesidad del juego si se quiere llegar a situaciones de gol con ventaja”.
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