sábado, 5 de diciembre de 2009
El Hincha
¿El hincha es un ser puro que da todo a cambio de nada, como decía Discépolo? ¿O es un ser utilitario que entrega poco a cambio de experimentar emociones? Sebastián Wainraich se hace estas preguntas y las responde de acuerdo a su experiencia.
"El hincha quiere ganar y entonces alienta. Quiere que su tribuna esté llena y entonces va a la cancha. Quiere que su hinchada grite más que la otra y entonces grita. Quiere que los jugadores de su equipo no le roben y entonces los putea. Quiere que su rival fracase y entonces le desea lo peor y se burla de sus desgracias. Quiere, como todos los seres humanos, encontrarle un sentido a la vida. ¿Y qué tiene eso de malo? ¿Quién soportaría este mundo sin encontrarle un sentido a las cosas? Sin sentrise útil. ¿Cuál es el pecado de estar ahí, rodeado de otros desaforados, abrazado a desconocidos que tal vez son chorros, le pegan a la mujer o quieren que vuelvan los milicos? Uno no lo sabe, pero en un gol te abrazás con cualquiera que comparte ese espacio. Se busca un motivo para vivir. Algo importante. Era tan importante estar a los gritos, en esa tribuna, agarrarse los huevos y burlarse del puto que estaba en la popular de enfrente, era tan necesario ganar ese partido para sentirse exitoso.
A veces estoy en la radio haciendo el programa a las seis de la tarde y por la tele dan por ejemplo, Huracán-Gimnasia. Y veo a esos tipos que dejaron el trabajo, la familia, los amigos, y están ahí, haciéndose problema por algo que en realidad no es un problema. Y por un rato quiero ser ellos. Quiero que no me importe nada. Quiero agarrarme los huevos. Quiero gritar y saltar por una causa que no existe y decirle al otro, hasta dejarme la garganta roja, que no esiste. Quiero vibrar por esos tipitos que por noventa minutos están en el lugar en el que quisimos estar todos. Eso sí es extraño: vamos a ver a tipos que pudieron ser lo que nosotros no. Es ir a ver cómo se cogen a una mina que nosotros ni la tenemos en Facebook. Me despierta tantas contradicciones este asunto. Se me va tanto tiempo pensando si está bien o si está mal. Seguro que no hay respuesta. Seguro que está bien y que está mal. Imaginen si en la vida fuéramos como en la tribuna. Si tuviéramos a un tipo de clásico rival. Si le festejáramos en la cara porque perdió el laburo o porque su mujer se fue con otro. Eso seguro no estaría bien. A lo mejor se trate de disfrutar y nada más".
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